viernes, 11 de julio de 2025

El caballo como motor social y deportivo en Canarias

 

De Atlántico hoy.

Con más de 5.000 ejemplares en las islas —827 registrados— y 1.626 deportistas federados, la hípica se consolida como una práctica igualitaria y enraizada en el entorno rural

Julio Cruz

Entre las fincas del interior de las islas y los clubes ecuestres que jalonan el paisaje rural, la hípica en Canarias avanza con paso firme, sumando practicantes, caballos federados y presencia social. En lo que va de 2025, ya se han contabilizado 1.626 deportistas federados, 827 caballos registrados y 26 clubes, tres más que el año anterior. Son datos oficiales que reflejan una evolución positiva y sostenida para un deporte que intenta alejarse de clichés elitistas y convertirse en una actividad accesible, educativa y emocionalmente transformadora.

Según Noemí Carreraspresidenta de la Federación Canaria de Hípica desde diciembre de 2023, la práctica del deporte se ha extendido a todas las islas del archipiélago, como Fuerteventura, donde los clubes comienzan a federar a los niños para integrarlos en la competición. La mandataria destaca también la existencia de muchos clubes no federados que imparten clases, realizan excursiones o promueven el simple contacto con el caballo como una actividad recreativa, formativa y de conexión con la naturaleza. Esta doble realidad, la federada y la no federada, amplía considerablemente el alcance del deporte, que llega a muchas más personas de las que recogen las estadísticas oficiales. Vicente Medina, director técnico de la sección hípica del Real Club de Golf de Las Palmas y una de las voces más significadas de esta disciplina en las Islas, calcula que en Canarias puede haber más de cinco mil caballos, aunque solo una parte esté registrada. Muchos de ellos están en pequeñas fincas o instalaciones privadas, especialmente en zonas rurales.

Uno de los aspectos más destacables de la hípica en Canarias es su carácter igualitario. Mujeres y hombres compiten al mismo nivel, sin categorías separadas por sexo, y en el archipiélago son las mujeres quienes predominan. “Hay muchas más amazonas que jinetes”, afirma Carreras. Esta particularidad convierte al deporte en un espacio integrador, donde niñas y jóvenes encuentran un entorno de aprendizaje, convivencia y superación muy distinto al que ofrecen otras disciplinas. La presidenta insiste en que se trata de un deporte especialmente recomendable para quienes no se sienten atraídos por los deportes tradicionales, ya que combina actividad física, contacto con la naturaleza, cuidado de animales y un fuerte componente emocional. “He visto niñas que decían que no les gustaba ningún deporte y, después de subirse a un caballo, no querían bajarse”, asegura. El entorno de los clubes, al aire libre y en entornos rurales, propicia además una dinámica saludable y comunitaria. “Es como una forma de vida”, resume.

Clases con precios asequibles

La hípica también se ha consolidado como una herramienta terapéutica. Carreras destaca el papel creciente de la hipoterapia y de la hípica adaptada, con casos como el de Marina, una niña con movilidad reducida que llegó a competir y ganar en doma adaptada. La federación ha trabajado para desarrollar un reglamento específico y favorecer la participación de deportistas con discapacidad. “La sonrisa de Marina cuando monta a caballo es algo que no se olvida”, afirma.

Pese a su imagen tradicionalmente ligada a las élites, la práctica habitual de la hípica en Canarias no resulta inaccesible. El precio medio de una clase se sitúa entre los 15 y los 25 euros, una cifra comparable a la de muchos otros deportes. Además, las sesiones suelen incluir más tiempo de actividad, la atención de técnicos especializados y una relación constante con el animal. Donde sí hay una mayor inversión es en el mantenimiento de los caballos. El pupilaje, que incluye la alimentación, el cuidado diario y el espacio en cuadra, oscila entre los 280 y los 450 euros mensuales. Para reducir ese gasto, muchos aficionados recurren a la fórmula de la media pensión, compartiendo el uso y el cuidado del caballo con otra persona. Esta opción permite disfrutar de la experiencia sin asumir el coste completo.

Comprar un animal, inversión mayor

En cuanto al precio de los caballos, si lo que se quiere es comprarlos, existen diferencias notables en función del uso previsto. Carreras señala que se pueden encontrar ejemplares adecuados para paseo desde unos 2.500 euros. Medina, por su parte, detalla que los caballos de competición de salto pueden oscilar entre los cinco mil y los veinte mil euros, dependiendo de la categoría y la experiencia del animal. Para saltos de metro treinta, se pueden encontrar caballos por unos veinte mil euros. La gama alta del deporte, con caballos de competición internacional, puede alcanzar cifras de seis dígitos, aunque esos ejemplares no se encuentran en las islas.

Aun así, este año la federación ha logrado llevar a 29 niños a campeonatos de España en disciplinas como doma, salto y raid, obteniendo incluso dos medallas de plata en la categoría de ponis de raid. También han participado cinco adultos y un jinete veterano, lo que demuestra la voluntad de mantener la presencia canaria en las competiciones nacionales, a pesar de las dificultades logísticas.

Distintas modalidades

Las cinco disciplinas que se practican de forma federada en Canarias —salto, doma clásica, raid, doma vaquera y carreras— presentan diferentes volúmenes de participación. Las pruebas de salto son las más numerosas, con entre 75 y 180 inscritos. Las de doma reúnen de 16 a 20, las de raid oscilan entre 16 y 32, las de vaquera entre 13 y 17, y las de carreras entre 8 y 62. Esta diversidad permite que cada practicante se oriente hacia el estilo que más le convenga, desde la precisión técnica hasta la resistencia en campo abierto.

Vicente Medina valora positivamente que la hípica se haya popularizado como una práctica de iniciación cada vez más extendida en Canarias, especialmente entre los niños y jóvenes que encuentran en el caballo una vía de aprendizaje, responsabilidad y conexión con la naturaleza. Sin embargo, considera que esa base formativa, aunque necesaria, no es suficiente si no va acompañada de una estructura competitiva sólida. En su opinión, el verdadero fomento de la hípica en el archipiélago requiere elevar el nivel de exigencia en la competición: más pruebas, mayor regularidad y un entorno técnico que permita a los jinetes y amazonas evolucionar sin necesidad de mirar siempre hacia la península. “El deporte ha crecido en cantidad, ahora hay que dar un salto en calidad”, resume Medina, convencido de que el futuro de la hípica canaria no pasa solo por sumar licencias, sino por ofrecer verdaderas trayectorias deportivas con sentido y proyección.

Lejanía aún más complicada

La organización de competiciones hípicas en Canarias no se detiene, pese a las limitaciones propias del territorio. Buena muestra de ello es la reciente celebración de la XXVII Copa Audi en el Real Club de Golf de Las Palmas, dirigida por el propio Medina, que se ha consolidado como una de las citas más relevantes, si no la que más, del calendario autonómico. Este tipo de eventos, cada vez mejor estructurados, permiten a los jinetes y amazonas del archipiélago competir sin salir de las islas. Sin embargo, cuando se trata de participar en campeonatos nacionales, el principal obstáculo sigue siendo la distancia. Trasladar caballos a la península implica enviarlos por barco hasta Cádiz y continuar el trayecto por carretera, lo que eleva considerablemente los costes. Para sortear esta dificultad, muchos deportistas optan por alquilar caballos en destino. Aunque esta solución resulta práctica desde el punto de vista económico, supone también una desventaja deportiva, pues el conocimiento y la conexión entre atleta y caballo, cultivados durante el entrenamiento, son factores clave para el rendimiento.

Pese a todas estas trabas, el impacto económico y social de la hípica en Canarias es innegable. Más allá del deporte, existe una economía que se mueve alrededor del caballo: veterinarios especializados, servicios de fisioterapia equinaentrenadoresdomadores, tiendas de equipamiento y alimentacióntransportistastécnicos deportivos y personal administrativo. Carreras subraya que se cuida al caballo como a un deportista: se le realizan analíticas, se le da suplementación, se atienden sus lesiones y se vigila su estado físico con la misma atención que a un atleta de élite. A ello se suma el valor educativo de la práctica. Para Medina, el principal beneficio de la hípica es el impacto formativo sobre los niños. La constancia, el sacrificio, la empatía y la gestión de la frustración forman parte del día a día. “El caballo no es un juguete ni una mascota. Es un ser vivo con el que haces equipo. Es una escuela de vida como no hay otra”.

La hípica en Canarias crece, pero no lo hace sola. Lo hace arrastrando remolques, cruzando mares, compartiendo caballos, multiplicando esfuerzos. Lo hace con disciplina, compromiso y pasión. Y aunque no siempre ocupe titulares, su huella en el deporte, en la economía rural y en las personas que lo practican es profunda y real. Porque, como recuerda Carreras, “quien se sube una vez a un caballo, ya no quiere bajarse”.

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