SALAMANCA AL DÍA.
Se trata de una bella historia que bien merece la pena contar tras los acontecimientos acaecidos en estos días donde las noticias son todo lo contario.
La vida continúa, los que están ajenos a las circunstancias de todo el litoral mediterráneo siguen con sus quehaceres y misiones empezadas.
Es el caso de la joven amazona Jetete, que su paso por Ciudad Rodrigo no ha dejado indiferente a los amantes del caballo y del mundo taurino.
La familia portuguesa decide regresar a Portugal, concretamente a Castelo Branco, tomando la dura decisión de dejar a Piniu en Alemania por no poderla llevar al no tener vehículo apropiado y el elevado coste para transportar al equino.
Aquí comienza la hazaña de Jetete, la amiga de la chica portuguesa, cuando el pasado 7 de septiembre decide subirse a lomos de la yegua Pinui y recorrer los más de 2.400 kilómetros que separan Hamburgo de Castelo Branco y hacer entrega del animal a su dueña.
Fueron más de 1.000km. por carreteras secundarias y caminos alemanes los que la jinete y la yegua recorrieron hasta que la llegada del frío y el mal tiempo las pillara en el norte de Francia. Lo cual hizo que el padre de Jetete les diera un empujón con su remolque de caballos cruzando toda Francia e introduciéndolas en España a la altura de Burgos.
Allí fue donde conoció a un grupo de mirobrigenses, también amantes de los caballos y del mundo taurino, ofreciéndose para ayudarlas a las dos a su paso por Ciudad Rodrigo, así como asistencia desde la ciudad burgalesa hasta su punto de destino.
Fue el mirobrigense Christian Romo, junto a su familia quienes ofrecieron su casa y sus cuadras para dar cobijo por una noche a las dos protagonistas de esta historia.
La amazona, llegó este domingo 10 de noviembre a Miróbriga, según apunta el caballista mirobrigense, tanto él como el grupo de amigos dedicados al mundo del caballo y los espectáculos taurinos, se han puesto en contacto con conocidos y personal de este mismo mundo en Fuentes de Oñoro, donde la esperan este lunes para darles cobijo y asistencia para recorrer los 136 kilómetros que le quedarían hasta Castelo Branco.
Una historia que parece que tendrá final feliz tras recorrer la joven alemana 2.400 km. que separan las dos ciudades europeas con su cabalgadura por una buena causa, que seguro le será compensada a lo largo de su vida.