Domar un potro es un proceso muy delicado: experiencia, paciencia, conocimiento, psicología de los caballos... Desbravar y entrenar un caballo joven no es sencillo y puede desembocar en problemas en el desarrollo físico y mental del animal. La amazona olímpica Yvonne Losos de Muñiz es una experta en la doma y el entrenamiento de caballos de alto nivel.
"Un fallo que veo en jinetes sin experiencia y que entrenan caballos es que no entienden que aprenden por repetición, cometiendo errores mientras intentan entender lo que se les pide", explica Yvonne. Castigar al caballo por no entender las ayudas o los ejercicios genera confusión y miedo en el animal.
Otro error común es la sobreexigencia física. Los caballos jóvenes están en pleno desarrollo y su capacidad para realizar ciertos ejercicios es limitada. Si no se respeta su proceso de crecimiento pueden sufrir lesiones. Su musculatura y su esqueleto están en pleno desarrollo y una sobreexigencia es nefasta. "Hay que conocer el carácter y la capacidad física del caballo y luego informarse sobre la mejor manera de entrenarlo", comenta la amazona. Al igual que las personas, cada caballo es un mundo y tiene unas cualidades y capacidades diferentes.
"Otro factor muy importante es la condición física del jinete. Especialmente al entrenar caballos jóvenes es fundamental tener un buen tono y condición física para poder equilibrar y ayudar a un caballo en crecimiento", agrega Yvonne. El peso del jinete recae directamente sobre el dorso del caballo. El jinete es una "mochila" encima del potro, cuanto menos pese y menos se mueva, más cómodo para el animal.
Para Yvonne Losos de Muñiz, el respeto y la paciencia "lo son todo". Un caballo joven no es un objeto que deba obedecer de inmediato, sino un ser vivo que necesita tiempo para asimilar las enseñanzas. La doma basada en la violencia genera caballos inseguros, desconfiados e incluso peligrosos para el jinete. La diferencia entre un caballo bien domado de uno que no lo está es fácil para Losos de Muñiz: "La diferencia radica en el respeto, la confianza y el entendimiento que el caballo tiene de lo que se le pide. Un caballo bien entrenado entiende claramente las órdenes y confía en el jinete que se las da".
"La mayoría de los casos de mal entrenamiento que he visto provienen de jinetes impacientes que no tienen respeto por los caballos. Montan como si el caballo estuviera siendo difícil a propósito, en lugar de comprender que no entiende lo que se le pide y que tiene miedo de cometer un error". "Como los caballos no gritan ni emiten ningún sonido cuando son golpeados,parece que este tipo de jinetes asumen que el caballo simplemente está siendo terco y que un buen golpe lo pondrá en su sitio. Nunca he visto que este método funcione. El resultado es que el caballo acaba siendo etiquetado como difícil".
"Lamentablemente, en la mayoría de estos casos, el futuro de estos caballos no es positivo, a menos que tengan la suerte de caer en manos de alguien dispuesto a tomarse el tiempo de reentrenarlos", comenta Losos de Muñiz. "Así fue como conseguí muchos de mis caballos, siempre parecía encontrarme con los difíciles. Al final ninguno de ellos era realmente complicado. Algunos necesitaban más tiempo que otros, pero todos tenían sus propias personalidades y alcanzaron todo su potencial", asegura Yvonne.
Un caballo nunca dice "no quiero", si se niega suele deberse a "no puedo" o "no entiendo loque me pides". Quien no sepa domar un caballo y no cuente cerca con un profesional cualificado, siempre tiene la opción de comprar un caballo ya domado. "Puedes comprar un lienzo en blanco y pintarlo o ir a la tienda y hacerte con el cuadro que más te guste", explica Yvonne.