Letrada y yo aprovechamos la clara que el tiempo nos concedió el sábado para dar un largo paseo. Hacía 15 días que no salia de la cuadra y la yegüa agradecía los rayos de sol que calentaban nuestros cuerpos.
Era buena la temperatura, los tibios rayos iluminaban el Meditarreo, adivinando que la costa de África estaba cubierta de nubes.
Era buena la temperatura, los tibios rayos iluminaban el Meditarreo, adivinando que la costa de África estaba cubierta de nubes.
Las orejas de Letrada siempre pendientes del camino que baja desde Juana Díaz al Hoyo de los Molineros.
Y la bahía de Marbella, siempre ese contorno mágico a los pies de Sierra Blanca