POTRA LETRADA
Se ve que tengo que actualizar el álbum de fotos. Tanto Letrada como Luna ya tienen otras hechuras. La potra porque está en los cuatro años y medio y Luna porque ya es una yegua cuajada.
Estoy esperando que Luna ovule. Esta vez el semen será de Balear, un hispano árabe de la Yeguada Militar de Jeréz. Llevo varias semanas sin montarla y mi empeño ha ido más por Letrada.
El día acompañaba. Radiante el sol a las once de la mañana cuando salíamos al campo. El otoño está exultante tras las lluvias. Los tomillos, las jaras, los conejitos. El verdor de este noviembre y la humedad de los caminos me provoca un paseo largo. Letrada que se ha acostumbrado a la ausencia de Luna, (la yegua pasta en una parcela vecina), está dispuesta. La primera parte del paseo la cubrimos en dos horas. Bajamos por el corredor de Acosol a la Fuensanta, a modo de calentamiento. Una vez en el camino al trote, al galope y al paso largo, cubrimos el tramo de La Fuensanta, Puerto de los Carneros y término de Mijas en 120 minutos. Fenomenal. La potra rinde con creces los deseos. Siempre atenta, a las ordenes y aunque a veces distraidas con los ruidos y objetos del camino, su marcha es buena. Al llegar a la linde de los términos, en ese puerto desde dónde se divisa Fuengirola y Mijas, intento buscar un paso hacia Entre Rios y colegio Ecos, porque un vecino ha cercado la parcela harto ya de que las motos horaden sus tierras. No pude encontrarlo, quizás en otra ocasión con más tiempo, pueda buscar otro paso pues ese recorrido posibilita, accediendo a los montes de Elviria, un paseo magnifico con vistas al mar, África y todo el Estrecho cuando los día como hoy son claros. Pero si el cielo estuviera cubierto, el magnifico espectáculo que supone ver la linea confundida del mar y las nubes, bien merece el esfuerzo de ese largo paseo.
Puestas así las cosas decidí adentrarme en un camino inexplorado por mi. Letrada lo notó, para ella era tan extraño que no perdía detalle de una piedra en el camino o de un arroyadero atravesando el camino, que se veía poco transitado. Ella notaba mi inquietud por el tiempo, y nos pusimos al galope. Vimos paisajes y asentamientos desconocidos. Casas y terrenos magníficos, que bien merecerán volver nuevamente. El camino nuevo contorneaba la sierra frente a Elviria y nos devolvió al Puerto. Dos horas se nos fueron entre buscar el acceso y explorar el camino. Ahora era necesario volver, por la misma ruta pero con la variante que lleva desde El Puerto de los Carneros a Ojén por la trocha antigua.
Letrada está preparada para aventuras más importantes y recorridos más intensos. El viaje duró seis horas. No descansamos. Sólo desmonté un par de veces buscando la ruta.
Kazán llegó cansado. En los galopes se queda muy rezagado. Mi perro blanco vive con nosotros las marchas.