martes, 10 de diciembre de 2024

Así es como duermen de verdad los caballos, según una bióloga

 

LA NACIÓN

Ya sea en los campos de entrenamiento o simplemente observándolos en libertad, los caballos siguen siendo fuente de asombro y pasión.

El vínculo entre los seres humanos y los caballos ha sido tan profundo como histórico. Desde tiempos antiguos, los caballos no solo han sido herramientas de trabajo y transporte, sino también símbolos de libertad, fuerza y belleza. Este fanatismo, aún vigente, se refleja en deportes ecuestres, exposiciones, e incluso en el cuidado y la cría de caballos como animales de compañía. Pero más allá de su importancia cultural, los caballos tienen particularidades únicas que los hacen aún más fascinantes, como su curiosa forma de dormir.

El fanatismo por los caballos a menudo se basa en su capacidad para transmitir emociones y su relación de confianza con los humanos. Su porte majestuoso y su carácter sensible los han convertido en protagonistas de leyendas, historias y prácticas recreativas como la equitación y la doma clásica. Además, muchos encuentran en ellos una conexión espiritual, describiéndolos como animales que reflejan calma y poder.

Una de las curiosidades que más intriga despierta sobre los caballos es su manera de descansar. A diferencia de muchos animales, la bióloga María L. Thomann, manifiesta que los caballos pueden dormir de pie gracias a un mecanismo anatómico conocido como aparato de estancia pasiva, que bloquea las articulaciones de sus patas traseras sin necesidad de esfuerzo muscular. Esto les permite descansar ligeros períodos mientras se mantienen preparados para reaccionar rápidamente en caso de peligro. Sin embargo, para entrar en la fase más reparadora del sueño, conocida como REM, los caballos necesitan tumbarse. En esta posición, sus músculos se relajan por completo, lo que es crucial para su recuperación física y mental.

A diferencia de otros mamíferos, los caballos no duermen muchas horas seguidas. Su ciclo es polifásico, es decir, distribuyen su descanso en breves períodos a lo largo del día y la noche. En total, dedican entre 3 y 5 horas diarias al descanso, de las cuales apenas 20 a 40 minutos corresponden a la fase REM. El ciclo incluye:

  • Somnolencia ligera: dura hasta 30 minutos y ocurre principalmente de pie. Aquí, los caballos están relajados pero conscientes de su entorno.
  • Sueño profundo no REM: etapa en la que se reduce la actividad cerebral y muscular. Puede ocurrir tanto de pie como tumbados.
  • Sueño REM: fase corta, pero vital que solo sucede cuando están acostados. Es aquí donde se consolidan sus memorias y se produce la recuperación mental.

El tiempo y la calidad del sueño de los caballos pueden variar según su edad, entorno y estado de salud. Por ejemplo, los potrillos duermen más que los adultos, mientras que los caballos en entornos seguros suelen tumbarse más tiempo para entrar en fases profundas del sueño. En contraste, el estrés o el dolor pueden reducir su descanso, afectando su bienestar. Entender cómo duermen los caballos nos permite apreciar aún más su biología y nos invita a brindarles condiciones óptimas para su descanso, ya sea en un entorno doméstico o en libertad.