martes, 4 de diciembre de 2007

LAS EVOLUCIONES DE LA POTRA

Es cierto que Letrada lleva pocos días en casa. Una semana, pero se nota que va a mejor. Se mosquea menos y el lugar y los olores ya los esta fijando. El miércoles la monté por vez primera en los alrededores de la cuadra. Bien. No tuve que luchar con ella. Sólo en un par de ocasiones cuando me cogió la querencia y rehusaba las indicaciones que le daba. La monté, es cierto, con muchas precauciones que fueron desapareciendo con forme iba tomándole más confianza, y ella a mí. Me gustó. El siguiente día en montarla fue el viernes. Alargue el camino y le di a conocer otros espacios, salvo los consabidos avisos de no conocer el terreno, no hubo contratiempos. Después, el sábado, estuvimos paseando más de una hora, subiendo cuestas pronunciadas y bajándolas. Algún relincho por haberse encontrado a otras yeguas que pastaban y un par de precauciones por no encontrarse cómoda casi emparedada entre un par de coches que encontramos en el carril, un señor que nos daba explicaciones de monta y Luna montada por Nacha. La protesta tuvo dos suaves levantadas de manos. Pero la cosa terminó bien. El domingo el recorrido fue más largo, con Luna de guía paseamos, trotamos y galopamos a la vera del Río Real. Por terreno suave, duro, por el agua, por piedras de río. En fin por las circunstancias que ofrece el campo, Letrada se portó como esperaba de ella. El recorrido duró tres horas y unas veces detrás, otras delante y de vez en cuando a la par, de Luna, Letrada me convenció. Ahora ese mismo recorrido, quiero hacerlo con ella sola.
Pero la semana no fue del todo satisfactoria. Luna no se ha quedado preñada en la primera inseminación. Tendremos que repetirla. El subteniente Benítez, bien que me lo ha advertido: "ahora no es tiempo de que se queden preñadas. Los días son muy cortos, hay poca luz". Sé que tengo dos inseminaciones más a consumir en seis meses. Habrá que decidir.