A ti Kazán, mi perro blanco, compañero de tantos viajes, añoro hoy en día de tanto recuerdo.
Cualquier lugar que descubrías, lo compartíamos con el sabor de la compañía, de tus alegrías, de tus amagos, rezagos y gracias. De tus advertencias y curiosidades.
Cualquier lugar que descubrías, lo compartíamos con el sabor de la compañía, de tus alegrías, de tus amagos, rezagos y gracias. De tus advertencias y curiosidades.
Letrada fue capaz de seguirte casi a todas partes, pero tu llegabas siempre más lejos... aunque, reconocelo, cuando letrada se ponía al galope, te dejaba atrás y no eras capaz de alcanzarla...