El veterinario ha venido a ver a Luna. Le ha hecho una ecografía y ha visto que aún no está preparada para inseminarla. Quiere verla dentro de diez días. Volverá. Paco es un chaval con mucha afición y de sangre le viene porque su tío es criador de caballos españoles. Los del hierro de Cañizares. El fue quien cuando vio por vez primera a Luna me dijo que tenía carita de hispano árabe y de ahí me entró el apretón por el interés de esta raza. Ahora Luna está destinada a criar hispanos y en cuanto Paco vea que puede ser pediremos semen de Ranchero o de Tapete o de Tánger, según su disponibilidad para que el año que viene Luna vuelva a ser madre. Ya lo fue una vez en mi cuadra pero el potrito murió a los cinco días. Luna lo pasó muy mal. Se llevó casi una semana relinchando y echando de menos a su potro. Yo anduve atontado durante bastantes días. Tengo muchas esperanzas en que sea una buena madre y de buenos productos. La yegua es una buena yegua.
El domingo paseamos durante seis horas. Después de algunos otros días relajados, este quise exigirle más y se lo tomó bien. Anduvimos por los caminos angostos y cerriles de Sierra Parda a paso de trabajo y de vez en cuando trotando. De vuelta dimos dos largos galopes, el primero en cuesta arriba y sobre una distancia de dos kilómetros y el tercero en llano sobre un kilómetro. Volvió a la cuadra fresca y eso me llenó de orgullo.
Luna montada es distinta que a la mano. De esta forma parece como más burda y basta, como si no fuera de buena familia, y en realidad se desconoce este dato. De la otra manera se engalla y se pone bonita y es un orgullo montarla.
Para Letrada tengo otros planes. Estamos terminando de acoplarnos el uno con el otro. Allá en el Ranchito Alejandro la monta con soltura y sabiduría, no en vano ha sido su domador. A mi me da reparo montarla después de Alejandro porque yo monto de andar por casa. Alejandro es un excelente jinete. Varias veces he montado a Letrada en el picadero y lo cierto es que cada día nos entendemos mejor. El sábado salimos al campo un corto recorrido y la cosa fue bien pero se asustaba del ruido de las motos. Habrá que ponerle atención a eso. Es una niña. Ya se sabe por su edad, por eso, porque yo sé la mía, creo que si es posible y nos entendemos, esta será la yegua de mi jubilación. Estoy deseando traerla a Ojén, aquí tengo ganas de verla y ver cuan nos podemos acoplar ella y yo.
El domingo paseamos durante seis horas. Después de algunos otros días relajados, este quise exigirle más y se lo tomó bien. Anduvimos por los caminos angostos y cerriles de Sierra Parda a paso de trabajo y de vez en cuando trotando. De vuelta dimos dos largos galopes, el primero en cuesta arriba y sobre una distancia de dos kilómetros y el tercero en llano sobre un kilómetro. Volvió a la cuadra fresca y eso me llenó de orgullo.
Luna montada es distinta que a la mano. De esta forma parece como más burda y basta, como si no fuera de buena familia, y en realidad se desconoce este dato. De la otra manera se engalla y se pone bonita y es un orgullo montarla.
Para Letrada tengo otros planes. Estamos terminando de acoplarnos el uno con el otro. Allá en el Ranchito Alejandro la monta con soltura y sabiduría, no en vano ha sido su domador. A mi me da reparo montarla después de Alejandro porque yo monto de andar por casa. Alejandro es un excelente jinete. Varias veces he montado a Letrada en el picadero y lo cierto es que cada día nos entendemos mejor. El sábado salimos al campo un corto recorrido y la cosa fue bien pero se asustaba del ruido de las motos. Habrá que ponerle atención a eso. Es una niña. Ya se sabe por su edad, por eso, porque yo sé la mía, creo que si es posible y nos entendemos, esta será la yegua de mi jubilación. Estoy deseando traerla a Ojén, aquí tengo ganas de verla y ver cuan nos podemos acoplar ella y yo.
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