La noche estaba oscura. Por los alrededores solo el viento del oeste se hacía notar y como ruido, las hojas de los chopos cayendo para cubrir de manto amarillo la tierra, cumpliendo así con el madato otoñal de la naturaleza. El riachuelo seguía su curso. Imperturbable en la oscuridad solo quedaba esperar la llegada del veterinario. Kazan rompio la tranquilidad con su ladrido. En la total oscuridad sus sentidos se agudizan. Los faros del todo terreno iluminaron la puerta. Luna, recelosa, no entendía la intempestad del horario.
.- ¿ Tienes el semen?
.- Si, me lo han mandado de Tapete.
.- Por fín te decidiste.
.- Bueno, le dije al sargento Nogueras que por este orden enviara el que pudiera. Tapete y Ranchero.
Paco procedió. ¡Lástima que no pudiera ver la operación!, la noche y la necesidad de sujetar a la yegüa me lo impidieron. Abrió la caja perfectamente acondicionada y preparada, me mostró la jeringa con el semen. Se ajustó el guante, cogió la pajuela y pusose a manipular a Luna. Ella se encogía, pero no mostró ninguna violencia. En cinco minutos la operación estaba concluida. Despues la ecografia. El óvulo estaba más dilatado, aún así Paco le arreó una inyección para acelerar su maduración. Está convencido de que quedará preñada. El día 30 volverá a verla.
.- Ahora no la montes. No le des caña. Y si se queda preñada no deberás montarla hasta pasados tres o cuatro meses.
El proceso a la maternidad ha comenzado. Hay mucha ilusión y la elección de Tapete es buena para comenzar un buen futuro.
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